domingo, 20 de junio de 2010

Requiem for a dream.

Si todo fuera fácil, quizás no sería tan atractivo. Si todo el mundo lo pudiera hacer, perdería su carácter interesante.
Ese es el consuelo de los tontos.

Yo quiero transformarme, interiorizar un comportamiento hasta hacerlo propio delante del mundo, representar algo que no soy sin mentir, ser versátil...así conseguiría la felicidad. O, al menos, eso creo. Pero esos papeles están reservados a los seres perfectos en esta vida, y solo unos pocos carismáticos o "inferiores" llegan a lo que se podría llamar "su nivel" (porque siempre permanecerán por debajo de los primeros aunque no se quiera admitir). Hay
quien está dispuesto a convertirse en un mono de feria con tal de conseguir este propósito, y siento decir que no es mi caso. Será algo que llevaré dentro siempre; un sueño frustrado.

Horas debajo de un sol aplastante, fatigante. Búsqueda sin resultados con pincel en mano; las rodillas se quejan de la postura del cuerpo mientras soportan su peso. Toda la vida puede transcurrir sin ningún descubrimiento relevante, por eso la felicidad es el camino mismo, estar contento con lo que se hace. Yo lo estaría.

Mi anestesia emocional me impide pensar con claridad la mayoría del tiempo; por eso ya no escribo como antes. Claro, y la pregunta que se propondría aquí sería: ¿y cómo escribías antes? Pues mejor. Simplemente era capaz de sentir con más fuerza, y eso me ayudaba a plasmar mis sentimientos. Mi consejo es que no os anestesiéis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario